20.10.09

Alta y segura juventud por Jorge Ariel Madrazo

Alta y segura juventud

A favor del viento
Rodolfo Alonso
Poesía reunida 1952-1956
Editorial Argonauta
Buenos Aires, 2004



por Jorge Ariel Madrazo


"Ni traicionarse, ni traicionar a los otros. Y, además, no traicionar la propia lengua, el propio idioma, el sonido que uno ha venido a traer al mundo. Y ser la esperanza de un mañana mejor, la luz de una utopía sin la cual no merece la pena vivir..." Estas palabras del prestigioso poeta, traductor y ensayista Rodolfo Alonso --habría que añadir: editor; muchos se esmeran hoy por conseguir los títulos que dio a luz con su sello--, pertenecen a la introducción por él escrita para este volumen insoslayable, que reúne sus seis primeros poemarios. En orden de aparición: Salud o nada (1954), Buenos vientos (1956), El músico en la máquina (1958), Duro mundo (1959), El jardín de aclimatación (1959) y Gran Bebé (1960). Es un ejercicio de gran interés, creemos, poder cotejar con su obra de madurez aquella poesía --ya alta y segura-- del primer Alonso; vale decir: la de quien fue el adepto más joven de “Poesía Buenos Aires”, un grupo y una revista que gracias al empuje de Raúl Gustavo Aguirre marcó una época de oro en la década 50-60. Baste recordar que el griego Odiseas Elytis, entre otros grandes, fue publicado en esas páginas antes de obtener el Nobel.
Galardonado en 1997 con el Premio Nacional de Poesía junto con Juan Gelman, primer traductor al español de los cuatro poetas que había en Fernando Pessoa, así como de los máximos autores en francés, italiano y portugués --de Ungaretti a Duras, de Baudelaire a Drummond-- el Alonso del '58 podía cantar: "Cuando se quiebre la lengua del amor, nos quedará todavía esta palabra ronca. / Cuando no pueda decir, volverá todavía a mi garganta el eco de tu cuerpo". Tres décadas más tarde, en 1988, su poema «Bajo la música» nos estremeció con su angustiada letanía: "Música sobre las circunstancias, / música sobre el callado dolor o el gran dolor, / música sobre las cicatrices, sobre el vientre exangüe, / sobre lo que ha de ser y lo imposible...". Y en 1997, en uno de los textos de su libro ensayístico Defensa de la poesía, reflexionó bellamente: "...no se es realmente parte del universo cuando no se lo ha experimentado con la piel. Y, lo sepamos o no, la poesía, la verdadera poesía, tiene que ver con eso". Con la piel, con los sentidos en pleno, hablándole a la mente-corazón. Es visible la continuidad de una voz que en 1959, con El jardín de aclimatación editado por el sello post-surrealista Boa que dirigía el poeta Julio Llinás, nos anticipaba ya al mejor y más hondo Alonso: "Otros conocen el gusto del dolor. / Los días pesan sobre ellos. / Otros gritan para unirse y no pueden vivir. / Se van sin conocerte..."
La introducción de este volumen, por el propio poeta, es un ramo de reflexiones esenciales y una emocionada recorrida por hitos de vida: la infancia en un hogar de inmigrantes gallegos, las lecturas, el tímido acercamiento al grupo “Poesía Buenos Aires”, las traducciones, los ideales, la familia; y el recuerdo para Aldo Pellegrini, Raúl Gustavo Aguirre, Edgar Bayley, Enrique Molina, Francisco Madariaga, entre otras fraternales amistades poéticas, más la inesperada mención-homenaje a Roberto Arlt. En suma. un libro necesario, lo que no es poco decir.

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