20.10.09

Frescura inalterable por Fernand Verhesen

Frescura inalterable

Rodolfo Alonso, A favor del viento
(poesía reunida 1952-1956)
Argonauta, Buenos Ares, 2004


Leo a Rodolfo Alonso como la primera vez, hace ahora más de cuarenta años, y también como siempre, con un placer sin descanso, así como surgen sus poemas, de antes o de hoy, en su frescura inalterable. Digo frescura en el sentido de que cada palabra se ofrece al término de un transcurso muy breve o muy largo, pero siempre fuera de los carriles y de los surcos previos. Un poco como el mar que se retira y vuelve sobre sí mismo, dejando sobre la arena ripple-marks siempre semejantes e infinitamente diferentes, huellas-poemas. Es así porque, me parece, los textos que se han reeditado con razón no están acabados y hacen percibir una misma tonalidad paradójicamente otra que se prolonga y se prolongará sin fin como cada uno de sus poemas, a la vez cumplidos e interminables. Todos siguen libres, aptos para devenir, sin peso y sin embargo cargados de sentido. Un sentido que conserva la luminosidad que reencuentro con una suerte de ternura en sus primeros poemas. Comprendo bien lo que me había seducido en ellos desde el comienzo, una suerte de discreto resplandor en su misma claridad, que ellos atravesaban con una extrema sutileza para delinear allí lo que de otro modo hubiera sido para siempre ilegible. Y esta tan extraña pero sin duda también natural precisión de la palabra (se trata de verdaderos poemas) se liga con nuestra vivencia secreta pero esencial. Es por lo cual, en él como en Jean Tortel que cito, los instantes de lo vivido son, siempre y profundamente, recalificados.
Su prefacio es bello, con esa honestidad franca tan ajena a todo eso que vivimos en este momento, y dice con inteligencia, eso va de suyo pero no está mal subrayarlo, y simplicidad, lo que solamente él puede decir. Pero da también mucho para reflexionar y el encaminamiento hacia el poema, que no ha de justificarse sino ser, e inscribirse desde un momento dado en un “proceso sin fin”. Es importante, entre otras, que diga (página 21) que nunca tuvo “la intención” de escribir un poema. Esa “intención” falsearía todo, seguramente, sin resolver sin embargo el inmenso problema de todas las “fuentes” del poema (“Regreso a las fuentes” de René Char no es para nada una regresión, una integración de la infinita riqueza del prelenguaje).
Es con emoción que reconozco la presencia de todos esos amigos, entre nosotros, y pienso primero en Raúl Gustavo Aguirre, pero también en Bayley, en todos los de Poesía Buenos Aires. Y por supuesto en Char, en Ramos Rosa, en René Ménard a quien igualmente he conocido bien, en Murilo Mendes, etc., etc. Lo que dice de César Vallejo es importante, y queda a mis ojos, como uno de los más fulgurantes enigmas de la poesía moderna.
Y es lo que importa: mi profunda amistad, y por supuesto mi admiración por una obra poética y crítica de primera importancia, la de Rodolfo Alonso.

Fernand Verhesen

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