20.10.09

La dolorosa Argentina de un poeta (1959-1978)

Rodolfo Alonso:

LA DOLOROSA ARGENTINA DE UN POETA
(1959-1978)

“su poesía de transparencia edénica e historia”
ALEJANDRO NICOTRA (1988)


“Nacido en Buenos Aires en 1934, Rodolfo Alonso es el poeta natural por excelencia. Consta que estudió arquitectura, que inició la carrera de Letras, y en cierto modo también por su carácter, nunca llegó a ser un literato en sentido estricto. Quizás porque su vocación, penetrante y libre, siempre estuvo referida a la bella frase de Tristan Tzara que hizo suya: La poesía es una manera de vivir. El mismo ha confesado, en un brevísimo tratado, que Siempre fui y soy eso que se llama un autodidacto (Poesía: lengua viva, 1982).


“Habiendo integrado, desde muy joven, el grupo que se nucleaba en torno al poeta Raúl Gustavo Aguirre y la revista de vanguardia Poesía Buenos Aires, Rodolfo Alonso ha publicado quince libros de poesía (desde el inicial Salud o nada, de 1954, hasta el más reciente, Alrededores, aparecido en 1983).

“Rodolfo Alonso es el poeta de la vida urbana, sin más opción. Un hombre que escribe con el mismo aire de libertad que camina o hace el amor. Ha seguido, nos parece, esa nostalgia, patente en el cálido Baldomero Fernández Moreno (El poeta, la calle y la noche / se quieren los tres. / La calle me llama, / la noche también... / Hasta luego, madre, / voy a florecer”). No es la poesía suya un tribunal cívico (del ardiente Almafuerte), ni mística, ni romántica, ni surrealista o vernácula. No defiende la miseria, las amenazas del hambre, ni se opone al absurdo, en cierto modo desdoblado del hombre moderno. Y, sin embargo, detrás del aparente humanismo sin compromiso, ha visto en torno suyo o en la lejanía, la angustia y el horror de vivir.

“Su infancia coincidió (hijo de emigrantes gallegos), con la guerra civil española, con el ascenso del fascismo y del nazismo, los campos de concentración, la hecatombe de Hiroshima, y en su patria, el despotismo y la opresión. No ha omitido nunca el contacto directo con las cosas y seres de su existencia. De él ha dicho un poeta de su generación, Alejandro Nicotra: Incide en su poesía, como una luz negra, todo el dolor de nuestra época. Esa conjunción de la historia, la desgracia, y del momento ‘intemporal’ -valga la paradoja-, edénico, es uno de los caracteres que más seducen en su obra.”

ARMANDO ZÁRATE
(Literatura hispanoamericana de protesta social,
Mundi, Córdoba, 1990)


“en su poesía he sentido siempre -mejor dicho, en gran parte de su poesía- una preciosa conjunción estética de historia y eternidad. Quiero expresarle, que su aprehensión del esplendor sagrado, de lo inefable de la vida, está muchas veces aunada a la sugerencia de la circunstancia histórica."
ALEJANDRO NICOTRA (1994)


Golpe de mano

cambia la luz
de la tarde

y tu palabra
cambia

el alto amor
se vuelve duro

dura la luz
de tu palabra

cambia el poder
los militares

tu tierra
cambia

cambian conciencias
algún destino

y tu palabra

basta de cambios
por un tiempo

aquí la luz
acá la sombra

basta de cambios
de palabras
(1959, “Guitarrón”)

Buena compañía

es un país
en armas
casi

un país
de bocas
en suspenso

el amor
anda a solas
por la calle

(lejos
está la casa
de mi amor

allí
contra la puerta
un perro
uno cualquiera
dibuja los lamentos

los gestos
del amor)

es un país
rodeado por su gente

un país de color

(es la gente
mezclada
volcándose
rota en todos sus gestos)

allá vamos
todos

juntos
o no

allá
vamos

(qué queda
encimao debajo
de los grandes proyectos)

es un país

todavía

le anda la gente
por encima

es mi pequeño
país natal

(parte de un todo

todo
para algunos)

mi gran país

(es la gente
que le anda por encima)

hablamos
mucho

en este país
nunca hay silencio

(y ojalá
que nunca
haya silencio
en mi país)

héroes
piden

en mi país

para morder las máquinas
de guerra

de enjuiciamiento
de represión

héroes

contra el sometimiento
contra la injuria

piden héroes

(hayhombres
confundidos

abrazados

flotando)

es un país popular
mi país

lleno de gente

(uno lo anda
y lo anda
y cuando cree
estar ya
solo
lejos
una voz
cualquiera
una risa
un grito
le alcanzan la noticia)

ahora vamos
llegando

a la esquina
a donde nos tiraron

es una carta
difícil

no sabemos
si estamos solos si somos muchos
ni siquiera
si comprendemos bien
esto que somos

esto

este país
que duele

esta manera
difícil
de estar juntos

(1960, “Guitarrón”)


¿Quién vive?

Un crujido aquí rueda
sobre las tierras cansadas, sobre la eternidad.
Esto nos va quedando: una sombra
de todo lo rozado, un tembloroso abismo
que de nuestras costumbres se alimenta.

Rueda la fila de las esperanzas:
despertares ácidos, ansias conocidas.
Y una compleja voz aquí quiere inscribirse.

Caminos de cintura, contactos
donde nos desnudamos para ver. Caminos
que dan al otro lado de lo que queríamos,
de lo que en apariencia nos estaba destinado.

Una voz sale al aire. Un país
aparece repentinamente en el espacio,
se hace duro, resiste,
se convierte en el mal, en nuestra madre,
en una canción que olvidamos por razones concretas.
Un país es ahora la congoja y nos ahoga.

Buena voz para los devoradores de su ausencia,
para los desesperados de recuerdos ajenos.
Para ellos, toda una selva de desgracias,
un clarín y un relámpago.

He aquí lo que es nuestro, y ahora
ya no se trata de distancias.

Todo un río se apaga, todo un mundo
desaparece mansamente. Comarca
lastimada por un ojo solitario, por un silencio
voraz y seguro. Manía de clandestinos
y pobres usuarios de las grandes mareas,
pozo para juegos de luces, para engaños,
golpes y certidumbres.

Aquí rueda la vieja realidad, aquí
intentaremos conocerla, darle forma, volver
a iniciarla, con nombres de espanto,
con una buena voz desoladoray su sed.
(1960, “Guitarrón”)

27 de agosto de 1967

La sombra baja
segura,
lentamente.

¿Será la niebla,
el humo,
la hora?

La sombra llega,
sedienta,
para quedarse.

(1967, “Hago el amor”)

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