20.10.09

Poesía ceñida y generosa

El autor de Poesía vertical opinó sobre una de las primeras publicaciones de Rodolfo Alonso:


POESÍA CEÑIDA Y GENEROSA
por Roberto Juarroz


Duro mundo, de Rodolfo Alonso
Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 1959


La desnudez es deseable en todo y doblemente en la poesía. Su claridad difícil, su peligrosa limpieza, se parecen a la verdad. Las mayores búsquedas de nuestro tiempo van más detrás de la desnudez que de la pureza. Esta evoca cierto inalcanzable absoluto; aquélla, en cambio, posee la temblorosa dimensión de los contactos abiertamente humanos.
Los poemas de Rodolfo Alonso testimonian una búsqueda de la desnudez, aunque en algún momento puedan confundirla con el hablar poco. Cuanto menos se charle en poesía, mejor. Pero no basta usar pocas palabras para que haya poesía: puede haber simplemente menos ruido. Es posible que convenga a Alonso vigilar su “brevismo”, a fin de no caer en el oficio de breve, en un taller de escorzos más o menos fugitivos y evanescentes. Duro mundo alcanza a superar ese peligro, aunque dé la impresión, a cierta altura, de ser un poema único desdoblado en pequeños fragmentos. Este desdoblamiento contribuye a subrayar los toques creadores y aumenta la sugestión, pero podría servir también como ersatz o recurso supletorio de la sencillez y la desnudez auténticas, que son en último término cuestiones de “animal de fondo”.
Hay en este pequeño volumen (separata de la publicación Primera Reunión de Arte Contemporáneo 1957, con un dibujo de E. A. Serón) amplio margen de sugerencia y dominio expresivo, sin academicismos ni petulancias lexicográficas. Resulta atractiva y curiosa la polivalencia de algunos giros, al haberse suprimido los signos de puntuación, como es frecuente en la poética contemporánea. Poesía distante de la huella discursiva, que tanto daña a casi todos nuestros poetas. Poesía ceñida y a la par generosa, pero no con generosidad de reparto, sino de ser (“quisiera hablar de mí sin olvidar a nadie”). Se nota en ella más toque poético que conformación poemática, lo cual abriría un motivo de análisis para lo que pudiera tener de herencia no superada del surrealismo. Poesía a más de media altura de entrada (profundidad más que media) y sólo a media altura de salida (vigor relativo). Si algo le falta, tal vez sea precisamente cierta decidida y última intensidad, cierta vena nocturna. Pero a toda poesía le falta algo.
Cada cual debe hablar con su voz, la de todos más uno a quizá menos uno. Rodolfo Alonso así lo hace. Tiene “el día la ciudad el pecho de la lluvia / la libertad como una mano”. Y en su voz hay poesía. O como él lo dice: “una ciencia me tiembla en el aliento”.

(Publicado en el suplemento literario del diario argentino “La Gaceta”, Tucumán, domingo 21 de junio de 1959.)

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