9.12.12

Nuestro Drummond de Andrade




Nuestro Drummond de Andrade

Por Rodolfo Alonso

Para LA GACETA – OLIVOS (provincia de Buenos Aires)
        


Tan renovador como nacional, en el mejor sentido, el modernismo brasileño (1922) certifica así la espontaneidad de las vanguardias latinoamericanas. Y, con ser original, la obra de Carlos Drummond de Andrade (1902-1987), de quien el 31 de octubre recordamos 110 años de su nacimiento, se vuelve significativa en ese contexto modernista, del cual constituye probablemente el paradigma. Popular sin demagogia, discreta sin pavoneos, distante pero cálida, precisa sin frialdad, incluso en sus comienzos abiertamente comprometida pero con tal intensidad de vida y de lenguaje que sus poemas de ese tipo continúan en vigencia y conmoviéndonos, el desarrollo de la poesía de Drummond constituyó para nosotros, y especialmente para mí, que gocé muy temprano de su correspondencia y su confianza, una experiencia enriquecedora. Donde lo estético y lo humano se daban como evidencia viva, lograda, cabal, y al mismo tiempo temblorosamente inerme, transida, contagiosa.
Si pudo ofrecernos, en Búsqueda de la poesia, una lúcida, ejemplar arte poética, de luminosa inteligencia y contagiosa sensibilidad, capaz de precavernos contra toda demagogia, y que cada día cobra más justificadas dimensiones (especialmente en estos días de banalidad globalizada), ¿no es llamativo que haya logrado hacerlo después de su tocante Consideración del poema, obertura humanista con la que abre, en plena lucha mundial contra el fascismo (1943-1945), nada menos que un libro que quiso llamar La rosa del pueblo?
Como el torero a la hora de la verdad, en un golpe de gracia, culmina allí mismo ese otro poema imborrable: Pasaje del año (como demostración definitiva para el lúcido aserto de Huidobro: “el adjetivo, cuando no da vida, mata”), con palabras indelebles: “La vida es gorda, oleosa, mortal, subrepticia.” No sólo calidad literaria, ni mucho menos habilidad retórica, como se ve, sino precisamente lenguaje encarnado, belleza-verdad hecha voz, inflexión y sentido. Porque, como él mismo dijo, no se trata apenas de escribir bien, de tener buenos sentimientos o buenas razones sino de “ser hombre en el poema”, apenas, nada menos. Después de todo, aunque con sobria dignidad él haya aludido a “razones de conciencia”, ¿no habrá sido asimismo por razones estéticas que, en 1975, Drummond rechazó el bien dotado Premio de Literatura de Brasilia que celebraba el aniversario de la dictadura militar?

EN MEDIO DEL CAMINO

En medio del camino había una piedra
había una piedra en medio del camino
había una piedra
en medio del camino había una piedra.

Nunca me olvidaré de ese acontecimiento
en la vida de mis retinas tan fatigadas.
Nunca me olvidaré que en medio del camino
había una piedra
había una piedra en medio del camino
en medio del camino había una piedra.

CARLOS DRUMMOND DE ANDRADE

Traducción de Rodolfo Alonso

Rodolfo Alonso – Poeta, traductor, ensayista. Libro reciente: Poesía escogida, de Carlos Drummond de Andrade (Alción).

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